30.9.06

“...me calzo la nariz, te invito a pasear por el abismo que hay dentro de mí...” (*)

(*) Tema "Salta"

18/05/2007 - Fotos: Juan Vera, Nicolas Pousthomis - Sub Coop. de fotógrafos

"¡Ey, tenés dos pesos, payaso!". El "payaso" no era una cargada ni un insulto. Él estaba vestido de payaso. Traje, nariz colorada y pintura. Globos y tarjetitas. Chistes y sonrisas. Ella anunciaba los tres chocolates Milka a un peso.
"La Tía" había pasado hacía unos minutos vendiendo cuatro pilas al mismo valor. El tren estaba parado en Lomas y no salía. A La Tía la acompañaban su hija y su nieto, que preguntaba a cada momento cuándo íbamos a arrancar. Al cabo de un rato, ella, experimentada, salió al andén. "No le dan señal", le dijo al pibe, que se tranquilizó un poco.
La de los chocolates y el Payaso esperaban a que terminara de pasar el vendedor de las Club Social. "Me quedo acá porque sino aquel se ortiva", le dijo ella, mirando atenta a la señora de ese asiento en mitad del vagón que le hacía señas para adquirir sus mercancías.
Él, entonces, aprovechó para acercarse a la hija de La Tía, que ya estaba tratando de entretener otra vez al nene que retomaba sus preguntas. Le acercó una tarjeta. "Con un compañero, Semilla, hacemos un espectáculo los domingos en la plaza de Lomas. Si andás por acá lo podés llevar".
Volvió a entrar La Tía al vagón y les comentó a la hija y al nieto que seguramente íbamos a estar un rato más ahí, porque había dos formaciones en Temperley que no avanzaban.
Se volvió a acercar la del Milka. "¿Vas para Glew?", le preguntó al payaso. "Sí, ya me voy para casa, si yo vivo ahí! Estoy muerto...".
El de las galletitas ya se había alejado y la chocolatinera siguió sus huellas hacia el fondo del tren, voceando su oferta.
A lo lejos se escuchaba venir, acercándose peligrosamente, al vendedor de discos. Seguramente con su equipo al hombro, dispuesto a terminar con el sueño de los pasajeros nocturnos.
El payaso se quedó ahí, con los ojos cansados, mirando hacia el infinito sendero que unía los vagones.
La Tía, cuando cerraron las puertas y por fin arrancamos, arremetió hacia el centro del pasillo. Y, pensando lo mismo que el pintarrajeado actor ferroviario, le dijo por lo bajo: “No se termina más este tren de mierda...”

27.9.06

“..llevamos de portarretratos caras desfiguradas en un tetra-brick” (*)

(*)


Julio López sigue "desaparecido". Desde el 18 de septiembre. Hace ya diez días. Es mucho.

López no aparece y la primera hipótesis que todos quisimos creer casi a la fuerza, la del shock, la de que está perdido, se va cayendo a medida que pasa cada minuto.

Sin embargo, aunque hayamos deseado creer en esta posibilidad, a muchos lo primero que se nos pasó por la cabeza fue otra cosa.

Está "desaparecido" y la potente connotación que tiene esta palabra nos lleva a pensar en la peor de las situaciones.

Pero aquí lo que hay que plantear es que pensamos en eso antes que en cualquier otra cosa. Y estos días me pregunté por qué.

La respuesta parece sencilla, pero es importante remarcarla, nombrarla, hacerla visible.

No es como dijo el gobernador Felipe Solá. López no sería el primer desaparecido de la democracia.

No vale la pena aquí hacer largas enumeraciones, calculo que sabrán de qué estoy hablando. En estos más de 20 años de democracia han sido muchos los desaparecidos, aún cuando sepamos dónde están sus cuerpos, cuándo, dónde y quiénes los mataron. Siguen siendo desaparecidos en el más profundo sentido de la palabra.

Es que en todos estos años siguió pululando la muerte de manera desalmada. De la mano de las fuerzas de seguridad y de la impunidad que les sigue brindando este sistema, siguieron cayendo vidas por militancia social, por política, por pensar distinto, por pobreza y marginación.

Es que no han olvidado las formas de desaparecernos. Una represión, un pibe en el Riachuelo, el gatillo fácil, los muchachos de civil bajando de autos sin patente el 20 de diciembre en la 9 de Julio...

Seguimos acostumbrados al poder que detentan los azules, y los amigos de los azules, y sus familiares y sus conocidos. Seguimos acostumbrados a ciertos tipejos que amenazan, provocan, matan sin pudor, como lo hicieron antes. Como siempre.

No dejó de parecernos natural que los uniformes se planten cuando y donde quieran, que nos amedrenten aún en las situaciones más cotidianas.

Evidentemente, ellos no perdieron sus costumbres. Por eso hoy pensamos en lo peor ante la desaparición de Julio López.

Los que sí cambiamos desde las épocas del proceso a hoy fuimos nosotros. Ellos lograron meternos el miedo (a veces disfrazado de "respeto a las instituciones") en lo más profundo. El "no te metás" de unos cuantos hoy es religión popular. La lucha, la fuerza, la combatividad quedaron recluidas a pequeñísimos sectores que, además, son mal vistos y criticados duramente.

No en vano nos mataron tanto, primero con las armas y después con el hambre, la desocupación y el pánico a la marginación.

Nos destruyeron. Y ellos siguen igual de fuertes.

Hoy estamos ante una nueva desaparición, cuyo posible objetivo también parece estar llevándose a cabo: más miedo.

Los mismos que durante muchos años trataron de no bajar los brazos, de no darse por vencidos, de seguir peleando a pesar de todo, hoy saldrán (saldremos) nuevamente a la calle en Buenos Aires, como ya lo hicieron en la Plata, Rosario, Mar del Plata, entre otras ciudades, a exigir la aparición con vida de López.

El resto, la mayoría, ni se enterará, lo mirará por TV o a lo sumo puteará porque las calles están cortadas.

Claro signo de derrota.

Mientras, a los que sí nos importa, ellos nos seguirán imponiendo sus leyes y sus armas, sus formas, su muerte. Para seguir alimentando el miedo generalizado. Y, vale avisar, a los que no les importa también les corresponderá el mismo trato. Aunque no se metan.

21.9.06

Julio López no aparece

Sólo quiero colgar el comunicado de la Asociación de ex Detenidos Desaparecidos.
Me preocupa este tema. El temor de que sea una provocación, una represalia por la condena que recayó sobre el hijo de un vagón lleno de putas de Etchecolatz, me tiene intranquila.
Quien pueda y quiera, por favor, difúndalo.



URGENTE COMUNICADO DE PRENSA PASAN LAS HORAS Y JULIO NO APARECE


CONFERENCIA DE PRENSA
JUEVES 21 DE SEPTIEMBRE A LAS 12 HS
en la sede de la
ASOCIACIÓN DE EX DETENIDOS-DESAPARECIDOS
Carlos Calvo 1780 Primer piso Timbre 26

Nuestro compañero Julio López, ex detenido-desaparecido, testigo y querellante en el juicio oral contra el genocida Miguel Osvaldo Etchecolatz, se encuentra desaparecido desde el lunes por la mañana.
Julio tiene 76 años, testimonió sobre su secuestro, sucedido en octubre de 1976, llevado a cabo por una "patota" que integraban, entre otros, Etchecolatz. Estuvo detenido-desaparecido en los centros clandestinos Destacamento policial de Arana, "Pozo de Arana", y Comisaría Quinta de La Plata. Debía presentarse el lunes 18/09 para presenciar los alegatos de las querellas contra el represor en el edificio de la Municipalidad de La Plata, y al no comparecer se descubrió su ausencia desde muy tempranas horas.
Ante esta situación, que se prolongó durante todo el día, se realizó el mismo día lunes la presentación de un Habeas Corpus ante la Justicia, y se está llevando a cabo una ardua búsqueda en la ciudad de La Plata desde ese día.
El día martes 19/09 se realizó la denuncia ante el Ministerio de Seguridad bonaerense, la Secretaría de DDHH de la Nación, y en diferentes organismos estatales y medios de comunicación. Hoy, miércoles 20 de septiembre, tuvimos una entrevista con el Ministro de Seguridad de la Provincia., León Arslanián, y a pesar de haber gestionado durante todo el día una entrevista de forma URGENTE con el Ministro del Interior, Aníbal Fernández, aún no nos recibió.
HOY MIÉRCOLES están reunidos Organismos de DDHH, sociales, gremiales, estudiantiles, políticos de La Plata EN EL CENTRO ZARAGOZA 53 e/4 y 5, en la ciudad de La Plata, para resolver urgentemente esta situación.
Teniendo en cuenta las situaciones intimidatorias y las amenazas sufridas por numerosos compañeros durante el transcurso del juicio al genocida Etchecolatz, CONSIDERAMOS QUE ESTA GRAVE SITUACIÓN DEBE SER RESUELTA DE MANERA INMEDIATA!
Es por ello que:

SOLICITAMOS LA MAYOR DIFUSIÓN DEL PRESENTE COMUNICADO

Exigimos al Gobierno

LA PUBLICACIÓN Y DIFUSIÓN DE LA FOTO DE NUESTRO COMPAÑERO EN AFICHES, EN TODOS LOS DIARIOS Y CANALES DE TELEVISIÓN
y que implemente a través de todos los mecanismos necesarios la búsqueda de nuestro compañero asegurando su aparición con vida y en perfectas condiciones YA!
ASOCIACIÓN DE EX DETENIDOS-DESAPARECIDOS
Asociación Anahí
COMISION POR LOS DERECHOS HUMANOS DE TRENQUE LAUQUEN
CORREPI
CeProDH
FIDELA
H.I.J.O.S. Regional Zona Oeste
Instituto de Relaciones Ecuménicas IRE
Liberpueblo
Liga argentina `por los derechos del hombre
MEDHSiguen firmas...
Ante cualquier información, rogamos se comuniquen inmediatamente a los teléfonos: Nilda Eloy: (0221) 453-3136 Luciano Sívori: (0221) (15) 561-0248 Guadalupe Godoy: (011) (15) 5113-1589
enviar firmas a:
aedd@exdesaparecidos.org.ar
No sé por qué no me deja subir las fotos, pueden ver una acá. Disculpen.

19.9.06

"...A donde vayan los iremos a buscar!!"

Nunca una noticia me puso tan feliz, me emocionó y me arrancó lágrimas.
No hay mucho más que decir.

Vean el video de la lectura de la sentencia, es impresionante.

Condenaron a reclusión perpetua a Etchecolatz

"Cárcel, común, perpetua y efectiva
ningún milico libre por las calles de Argentina"

14.9.06

"Esto lo estoy tocando mañana" (*)

(*) Alguito para escuchar mientras tanto.


Siempre tuve la impresión que leo desde siempre.

Tengo pocos recuerdos de mi infancia (cosa que alguna vez deberé investigar). Sin embargo hay uno que siempre me vuelve: yo tendría alrededor de 6 años, estábamos en el auto, y me la pasaba leyendo cuanto cartel tuviera a la vista, ante el asombro de mi padrino. Cosa rara esta de que me acuerde de un momento con mi padrino porque nunca tuvimos una relación demasiado fluida. Pero el sorprendido era él, sin dudas.

Si bien tengo esta impresión de que leo desde siempre, hay un punto que suelo poner como referencia: para mi cumpleaños número 7 mi abuela me regaló cuatro libros, todos de la colección Billiken, tres de la Roja y uno de la Azul. Eran "Juvenilia", que nunca pude terminar de leer porque me aburría enormemente; las "Fábulas de Samaniego", que leí en esa época y luego abandoné; "Hombrecitos" y "Mujercitas", que me acompañaron por muchísimo tiempo.
Siempre ubico este regalo como el punto en el cual empecé a apasionarme por la lectura.
En general, los libros me los pasaba la abuela, que tenía de todo un poco. En mi casa nunca leyeron demasiado, salvo mi viejo, al que le gustan esas novelas de intriga política, típicos best sellers yankis que nunca soporté.
Así que más o menos me arreglaba con lo que iba encontrando.

Cuando tenía 8 años nos mudamos, pero en la casa vieja, la de mi otra abuela, quedó una enorme biblioteca que era de mi papá, con montones de libros que yo hasta ese momento, no había tocado. La mayoría eran de la Colección Robin Hood, los de tapas amarillas.
Con el tiempo fui sacando algunos que me interesaban, pero había que revolver mucho y estaban muy abandonados. En esa época me enganché con algunos de Salgari y otros de aventuras que leía mi viejo cuando era chico.

Hasta que, varios años después, él anunció que se iba a deshacer de los libros que quedaban allá. Yo le pedí que antes de hacerlo, me diera unos días para revisar todo y ver con qué me quería quedar.
Esa vez me llevé bastantes libros. Pero hubo dos que recuerdo particularmente.
Uno fue una edición supuestamente completa de "Las mil y una noches" que leí y releí muchas veces, absolutamente fascinada por esas historias. Aunque con el tiempo el libro desapareció y nunca más supe de él.
Y el otro... Fue el que me voló la cabeza para el resto de la temporada...

Siempre me pregunté por qué a los 12 años y sin tener idea de quién era el autor, agarré ese librito gris. Me gusta suponer que fue por la tapa, desde donde el escritor me miraba con esos ojos que cada día me enamoran más. Me gusta suponer que, de alguna manera, fue el libro el que me buscó a mí y se quedó conmigo para siempre. Aún hoy tiene, como corresponde, un lugar privilegiado en mi biblioteca.

Era un compilado. El título: “El Perseguidor y otros cuentos”.


-Bueno, de acuerdo, pero antes le voy a contar lo del métro a Bruno. El otro día me di bien cuenta de lo que pasaba. Me puse a pensar en mi vieja, después en Lan y los chicos, y claro, al momento me parecía que estaba caminando por mi barrio, y veía las caras de los muchachos, los de aquel tiempo. No era pensar, me parece que ya te he dicho muchas veces que yo no pienso nunca; estoy como parado en una esquina viendo pasar lo que pienso, pero no pienso lo que veo. ¿Té das cuenta? Jim dice que todos somos iguales, que en general (así dice) uno no piensa por su cuenta. Pongamos que sea así, la cuestión es que yo había tomado el métro en la estación de Saint-Michel y en seguida me puse a pensar en Lan y los chicos, y a ver el barrio. Apenas me senté me puse a pensar en ellos. Pero al mismo tiempo me daba cuenta de que estaba en el métro, y vi que al cabo de un minuto más o menos llegábamos a Odéon, y que la gente entraba y salía. Entonces seguí pensando en Lan y vi a mi vieja cuando volvía de hacer las compras, y empecé a verlos a todos, a estar con ellos de una manera hermosísima, como hacia mucho que no sentía. Los recuerdos son siempre un asco, pero esta vez me gustaba pensar en los chicos y verlos. Si me pongo a contarte todo lo que vi no lo vas a creer porque tendría para rato. Y eso que ahorraría detalles. Por ejemplo, para decirte una sola cosa, veía a Lan con un vestido verde que se ponía cuando iba al Club 33 donde yo tocaba con Hamp. Veía el vestido con unas cintas, un moño, una especie de adorno al costado y un cuello... No al mismo tiempo, sino que en realidad me estaba paseando alrededor del vestido de Lan y lo miraba despacio. Y después miré la cara de Lan y la de los chicos, y después me acordé de Mike que vivía en la pieza de al lado, y cómo Mike me había contado la historia de unos caballos salvajes en Colorado, y él que trabajaba en un rancho y hablaba sacando pecho como los domadores de caballos...

-Johnny -ha dicho Dédée desde su rincón.

-Fíjate que solamente te cuento un pedacito de todo lo que estaba pensando y viendo. ¿Cuánto hará que te estoy contando este pedacito?

-No sé, pongamos unos dos minutos.

-Pongamos unos dos minutos -remeda Johnny-. Dos minutos y te he contado un pedacito nada más. Si te contara todo lo que les vi hacer a los chicos, y cómo Hamp tocaba Save it, pretty mamma y yo escuchaba cada nota, entiendes, cada nota, y Hamp no es de los que se cansan, y si te contara que también le oí a mi vieja una oración larguísima, donde hablaba de repollos, me parece, pedía perdón por mi viejo y por mí y decía algo de unos repollos... Bueno, si te contara en detalle todo eso, pasarían más de dos minutos, ¿eh, Bruno?

-Si realmente escuchaste y viste todo eso, pasaría un buen cuarto de hora -le he dicho, riéndome.

-Pasaría un buen cuarto de hora, eh, Bruno. Entonces me vas a decir cómo puede ser que de repente siento que el métro se para y yo me salgo de mi vieja y Lan y todo aquello, y veo que estamos en Saint-Germain-des-Prés, que queda justo a un minuto y medio de Odéon.

Nunca me preocupo demasiado por las cosas que dice Johnny pero ahora, con su manera de mirarme, he sentido frío.

-Apenas un minuto y medio por tu tiempo, por el tiempo de ésa -ha dicho rencorosamente Johnny-. Y también por el del métro y el de mi reloj, malditos sean. Entonces, ¿cómo puede ser que yo haya estado pensando un cuarto de hora, eh, Bruno? ¿Cómo se puede pensar un cuarto de hora en un minuto y medio? Te juro que ese día no había fumado ni un pedacito ni una hojita -agrega como un chico que se excusa-. Y después me ha vuelto a suceder, ahora me empieza a suceder en todas partes. Pero -agrega astutamente- sólo en el métro me puedo dar cuenta porque viajar en el métro es como estar metido en un reloj. Las estaciones son los minutos, comprendes, es ese tiempo de ustedes, de ahora; pero yo sé que hay otro, y he estado pensando, pensando...

Se tapa la cara con las manos y tiembla. Yo quisiera haberme ido ya, y no sé cómo hacer para despedirme sin que Johnny se resienta, porque es terriblemente susceptible con sus amigos. Si sigue así le va a hacer mal, por lo menos con Dédée no va a hablar de esas cosas.

-Bruno, si yo pudiera solamente vivir como en esos momentos, o como cuando estoy tocando y también el tiempo cambia... Te das cuenta de lo que podría pasar en un minuto y medio... Entonces un hombre, no solamente yo sino ésa y tú y todos los muchachos, podrían vivir cientos de años, si encontráramos la manera podríamos vivir mil veces más de lo que estamos viviendo por culpa de los relojes, de esa manía de minutos y de pasado mañana...

11.9.06

La balada de Bin (*)

(*)

No hizo falta más que un cruce de miradas.
Entramos al edificio y nos cruzamos con un compañero.
Le brillaban los ojitos como a un nene que hizo alguna travesura.
¡Le dimos un golpe al corazón del imperio!”, dijo, mientras se alejaba por el pasillo.

Y más allá de los análisis posteriores, esa fue la primera impresión que tuvimos muchos.

"..Y pagarán su culpa los traidores..."


Yo pisaré las calles nuevamente
de lo que fue Santiago ensangrentada,
y en una hermosa plaza liberada
me detendré a llorar por los ausentes.

Yo vendré del desierto calcinante
y saldré de los bosques y los lagos,
y evocaré en un cerro de Santiago
a mis hermanos que murieron antes.

Yo unido al que hizo mucho y poco
al que quiere la patria liberada
dispararé las primeras balas
más temprano que tarde, sin reposo.

Retornarán los libros, las canciones
que quemaron las manos asesinas.
Renacerá mi pueblo de su ruina
y pagarán su culpa los traidores.

Un niño jugará en una alameda
y cantará con sus amigos nuevos,
y ese canto será el canto del suelo
a una vida segada en La Moneda.

Yo pisaré las calles nuevamente
de lo que fue Santiago ensangrentada,
y en una hermosa plaza liberada
me detendré a llorar por los ausentes.
(1974)

5.9.06

“...te haga reír hasta llorar...” (*)

(*)

Tengo música en la cabeza. Música que no quiero escuchar desde hace un tiempo, porque me trae recuerdos que, hoy, no me interesa recordar.

Pero se me aparece, inevitablemente. Me descubro tararéandola, algo melancólica, por la calle, en la oficina y en el colectivo.

Y de todas las que se me vienen, esta es la que más duele.

Confío en que pronto pasará.





Cóctel explosivo:
Tarea fina
Días y flores
Cantata de los puentes amarillos
15-5
The Spy
Siesta
...Y tantas otras...