Al final me convencieron.
¿Tener un blog? ¿Por qué? ¿Para qué?
No tenía sentido... ¿A quién podía importarle lo que veo y lo que pienso sobre eso que veo?
Y por otro lado ¿A quién contarle todo eso que veo y que siento y que pienso sin que me mire con cara de nada y siga hablando de otras cosas?
En lugar de escribir, leía. A veces hasta me permitía opinar acerca de aquello que pensaban otros, pero nada más. Y leía mucho. Pero no me salía escribir como antes. Y hablar con otros de ciertas cosas se me complica, no sólo por lo que me digan, sino por lo que yo pienso que van a pensar...
Y al final, de tanto dar vueltas y leer muchos blogs, me convencieron. Sea porque últimamente tengo demasiadas ganas de contar, de compartir, sea porque está bueno esto del anonimato (o semi, al menos), o porque acá no necesito ser una gran pluma, sólo basta con escribir las cosas que me pasan y que, muchas veces, les pasan a otros. O al menos a algunos, no sé.
En fin, veremos que sale de este intento. Y si no funciona... ¿Acá también se puede bajar la persiana, no?
3 comentarios:
Totalmente de acuerdo.
Quedate tranquila que se puede bajar la persiana y hacer todo lo que gustes. Bueno todo no sé, pero por lo menos podés experimentar lo que quieras con la escritura o con lo que deseés.
Vamos por más Una que anda por ahí!
Saludos,
Los Buscadores
Menos mal que pasaron por acá!
Ahora me dejan más tranquila sabiendo que sí se puede...
Gracias por venir.
Un Hombre me hizo sonreir. A veces pasa...
Lo de la persiana sólo fue una manera de respaldarme, por las dudas, vio?
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