Porque no toda esta profesión está en manos de esos inútiles cagatintas capaces de inventar una realidad distinta según el jefe de turno que le pague.
Para festejar el Día del Periodista prefiero este texto que Liliana Daunes hizo circular por RIMA hoy.
Y recordar siempre la frase del gran guía: "Un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante, y el que comprendiendo no actúa, tendrá un lugar en la antología del llanto pero no en la antología viva de su tierra”. Rodolfo Walsh.
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El periodismo originario, contra los relatos transgénicos -
7/6/2007 - Claudia Korol, para "La Rosa Brindada", AM 1110 de 14 a 16 hs.
En nuestras tierras, antes de ser "latinas" y "americanas", los pueblos creaban sus propias historias. Las contaban de generación en generación, para que los relatos no perdieran el origen y pudieran continuar sin fin.
No existía el cuento del fin de la historia. No existía la planta sin conciencia de su raíz. No existían las semillas que no nacieran de sus respectivos frutos. No había relatos transgénicos.
Hacer la historia y contarla, eran tareas comunitarias. Cada cual hacía su parte. El relato, era responsabilidad de los mayores. Su palabra era escuchada y multiplicada.
Los pueblos originarios creían que en los ancianos y ancianas estaba la sabiduría y el conocimiento del mundo. Hacia ellos se ejercía respeto, reconocimiento, y no desprecio, como en este tiempo descartable.
En nuestras actuales prácticas de comunicación, en las maneras en que intentamos entretejer las palabras y los actos, reconocemos a esos hombres y mujeres de estas tierras -que todavía no eran latinoamericanas-, periodistas que contaron la historia del origen mismo del mundo.
Después, muchos siglos después, llegaron los conquistadores con sus armas, con sus Biblias, con sus escribas. Desde entonces hubo por lo menos dos tipos de periodistas. Quienes cuentan las historias del pueblo, para que nadie olvide el origen, la raíz, la semilla, ni la tierra; y que contando historias, las hacen y rehacen junto a su gente. No son ni quieren ser "la voz de los oprimidos". Son los oprimidos y las oprimidas que encuentran sus propias voces.
Pero está también el otro periodismo, el de la Biblia y la espada, el de las guerras y la CNN. El de las semillas y los relatos genéticamente construidos para complacer a la Corona de turno y a sus virreyes.
La batalla ha sido y es despareja. Atraviesa el tiempo y llega hasta nuestro siglo 21.
Hoy los periodistas de la Corona cuentan sus cuentos a través de poderosos monopolios de la comunicación. Son muchos, demasiados, los que han sufrido la maldición de Malinche, y venden sus noticias y hasta sus almas por cuentas de vidrios, utilizan sus palabras como cosmético para decorar el rostro sucio del poder.
Muy lejos de ellos y de sus mentirosos relatos, las periodistas que cuentan las historias que crean los pueblos, batallan con medios rudimentarios, desde los templos sagrados de todas las resistencias. La mayoría no tiene nombres conocidos, pero sus palabras corren de boca en boca, como conjuro contra el olvido y la desmemoria. Hay algunos nombres sagrados como los templos de la resistencia. No hace falta nombrarlos. Dicen los antiguos habitantes de la tierra que no conviene gastar las palabras sagradas. Basta con reconocer lo que ellas nombran. Periodistas del hacer cotidiano, del mensaje anónimo, de la clandestina revelación del mundo. Periodistas que no se entregan, ni por cuentas de vidrio, ni por un lugar al amparo y al servicio del poder, ni por casualidad, ni por error. Son muchos, muchas más de los que imaginamos detrás de unos pocos nombres queridos que siguen siendo testimonio y dando la pelea. Periodistas originales y originarios, que cuentan aquello que crean junto al pueblo, que entibian la memoria con los fuegos de todos los olvidados y olvidadas, que comparten las historias de los vencidos como quien ceba un mate que luego andará de mano en mano. Periodistas que no se resignan, y vuelven una y otra vez a desafiar a la derrota. Periodistas que desaparecidos, aparecen en el fuego de la pasión que nombra. Periodistas que olvidadas, tejen en los desvanes de la memoria, telares de identidad.
Periodistas que poniendo palabra sobre palabra, utilizan la verdad como cemento y la historia del pueblo como cimiento. Periodistas de la verdad, de la palabra verdadera. Semilla verdadera. Periodistas de la tierra, del pueblo que crea y de la pasión que continúa. Desde los templos de las resistencias, el abrazo a las periodistas originarias, a las que honran la memoria sagrada de quienes no cuentan para el poder. Y en el genérico femenino en que nombramos a las periodistas, incluimos también a los periodistas desafiantes de todas las dominaciones que impone la cultura patriarcal, racista, burguesa. Periodismo originario, comunicación que circula la verdad, lanzando con la onda del pueblo, piedras de palabras verdaderas a la desinformación globalizada.
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Insistiendo con mi faro, sin por eso querer que se banalice:
“Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. El Terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad”.
6 comentarios:
ni periodista ni reportera.
Solo saco fotos sin valor icónico, solo por la imagen misma, y escribo por el vicio de escribir.
Igual, gracias por los saludos.
Feliz dia del periodista ¡¡¡¡¡¡¡.
que lindo mensaje el de rodolfo walsh.
cariños kamarada
De nada Anais.
Hay tantos/as que empezaron sólo por el vicio de escribir...
Gracias Mariano!!!
Y sí, por algo el Rodolfo es guía...
Salutes a ambos.
A DIVIDIDOS le perdono todo, hasta que Mollo ande por la calle defendiendo ballenas del brazo de la Oreiro...
Esa canción, en este momento, cosi que es una autobiografía mía. Y en esa versión...
Porque los payadores y trovadores también fueron, a su modo, cronistas de su e´poca, te regalo la letra de una "cifra - milonga" que Martín Castro, el trovador libertario, escribiera en 1928 por los trágicos asesinatos de Sacco y Vanzetti En LOS ANARQUISTAS 1904 - 1936 puede escucharse una versión de esa "cifra - milonga".
SACCO Y VANZETTI (1928)
Patria del rubio metal,
del oro diablo amarillo,
paìs del yunque y del martillo
y patria del mineral,
Norteamérica es genial
en el arte de la guerra,
es marca en candente yerra,
que ha de surgir y arrastrar
como flagelo del mar,
como azote de la tierra.
Por sobre sus fundiciones
el organismo mecánico,
sobre el armazón titánico
de remaches y bulones,
se alzan como dos tendones
dos banderas de ideal,
dos gestos de alta moral
con un amor espartaco,
dos nombres, Vanzetti y Sacco,
que irán al sillón faltal.
Martín Castro.
hola, te convido a leer mis poesias (historias cortitas)...
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