15.10.06

El viajecito

La cita era a las 6 de la mañana.
En la estación de Lanús estuvimos todas a horario.
La que no había llegado completa era la guita que había que pagarle al micrero, así que teníamos que hacer cuentas, juntarla y pagar para poder salir.
Nunca sabremos si fue por el excesivo madrugón que nos impedía la actividad mental clara o porque ocho mujeres hacíamos cuentas al mismo tiempo y a todas nos daban resultados distintos, pero la partida se retrasó una hora y media. Y no porque hayamos develado el secreto de cuánto tenía que aportar cada una sino porque decidimos poner la plata que faltaba como sea y luego hacer las divisiones correspondientes.

En el interín, una compañera descubrió que no tenía un mango encima porque se había olvidado de pasar por el cajero y salió corriendo en busca del más cercano; otra decidió que ese era el momento justo para comprar la tarjeta del celular; un bebé lloraba a bordo y algunas vinieron con el chisme de que tendríamos que parar a cambiar un vidrio que un malvado piedrazo le había roto al micro cuando lo sacaban esa mañana del galpón.
El rumor fue cierto y en Camino Negro, poco antes de Puente la Noria, estuvimos paradas más de una hora aguardando la reparación.
Varias aprovechamos para bajar a fumar bajo la llovizna y comentábamos que, como siempre, el comienzo era caótico.

Finalmente, alrededor de las 9.30 emprendimos el viaje en serio: casi cuarenta compañeras en un micro con rumbo a la ciudad de San Salvador de Jujuy para encarar el Encuentro Nacional de Mujeres durante tres días.

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